viernes, 30 de marzo de 2012

Quizás no hayas sido más que un cambio. Tal vez ahora sea yo la que no quiere que vuelvas. O al menos la que no lo espera con ansia. A lo mejor ahora no me muero porque vuelvas. Aunque si vuelves no te negaría nada. Pero te puedo decir que tal vez me acostumbre a vivir sin ti, bueno, a vivir sin ti de esa manera. Que ahora he vuelto a dormir más o menos bien. Que no me duele tanto la cabeza. Y que si se me cae el mundo encima pesa un poco menos. Vamos, si no estás es porque no querías, y si no querías estar tal vez no merecieras demasiado la pena. Y si sí lo hacías, pues hijo, qué se le va a hacer, con Dios. Tal vez sea que haya más personas en el mundo, casi siete mil millones, y me acabo de dar cuenta. O que he conocido a una de esas siete mil millones de personas, y, tal vez, sea más capullo que tú, pero, de momento, no ha pasado de mí. Sino, da igual, yo ya me conozco demasiado la historia. Una cicatriz más no marcará demasiado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario