lunes, 20 de junio de 2011

la chica perfecta

La chica perfecta huele a cerezas amargas, como las que le lleva su abuela todos los veranos. Su color favorito es el azul cielo y sus labios son color fresa. Todos la admiran y esperan lo mejor de ella, incluso ella misma se exige ser la mejor en todo, absolutamente en todo. Vive en el campo y le encanta pasear por las noches cuando cantan los grillos. Si tiene suerte, a veces, puede gozar viendo alguna luciérnaga entre los arbustos. El suelo está húmedo y sus pies descalzos se hunden en él. Recorre los campos hasta el río. Y allí, en el río, mece su pié para asegurarse de que el agua sigue fría. Juega a deshacer el reflejo de la luna en el agua. Ríe, canta y se calma. Y amarra su cuello a un collar de cuerda. Sonríe y piensa en esa sensación de hambre que la hace sentir tan bien, tan vacía. Cierra los ojos y los aprieta cuanto puede y siente vértigo. Se imagina colgando, con los ojos en blanco y su vestido azul cielo con un hilo de sangre. Porque quiere más, lo quiere todo y si no se deshace de su cuerpo no podrá ser perfecta. Quiere hacerlo y las imágenes se repiten una y otra vez. Qué hermoso sería convertirse en parte de aquel paisaje

No hay comentarios:

Publicar un comentario